jueves, 6 de enero de 2011

CRISTOBAL JODOROWSKY dijo sí.


Hablamos por teléfono un par de veces, para entonces ya había dicho sí.

Cristóbal llego puntual al aeropuerto de Tijuana el lunes tres de enero, a las cinco veinte de la tarde, un día antes de su conferencia. Después de un abrazo y un gracias por decir si subimos al auto con destino al hotel. Hacía cuatro meses que lo había visto de lejos, en conferencia en Guadalajara. Hoy estábamos de cerca, vino para darle la misma conferencia a Tijuana.

Sonó el teléfono:

-Clau, que en la librería El Día ya no hay boletos.

-Ni en la librería, ni en ningún lado, lo sé, contesté.

-¿Qué hacemos? Está llamando gente para saber si venderán en el Campestre.

Yo sabía que quien es un apasionado en estos temas sería capaz de vivir la experiencia donde fuera, hasta en el piso.

-¿En el piso?

Otra vez dijimos: sí.

Llegamos al hotel para hacer el registro. Esta era la primera parada. Ya nos esperaban en Síntesis TV. Llegamos puntuales. A las seis con veinte minutos Cristóbal Jodorowsky era entrevistado por Paty Rincón de Luz sin Fronteras. Meditativo, sereno, certero, sobrio Cristóbal le explicaba a Tijuana que era aquello que había diseñado su padre y había puesto a prueba en sí mismo como terapia de arte para sanar, la Psicomagia. Yo leía a su padre cuando estaba en la universidad. En la clase de cine, hacíamos maratón de películas jodorowskyanas. Créanme, a los diecinueve no entendía mucho (creo que nada), o por lo menos nunca tuve claro que sus películas estaban cargadas de símbolos y metáforas con fines reconciliatorios. Salimos de Síntesis TV. Para entonces, Cristóbal ya estaba más relajado. Había reconocido la casa…

Afuera lo esperaban algunos “psicomagos” en un intento por compartir a través de su medio de difusión, el extraño y loco arte sanador de los Jodorowsky.

Subimos al auto y entonces vino la primera pregunta:

-¿Qué dice Tijuana? ¿Vendrán?

-Ya no caben. Le dije. Ahora mismo debo ir al salón a acomodar las sillas.

-Yo te acompaño, dijo. Tienen que entrar todos y si llegan y ya no hay boletos, que estén parados, o sentados en la alfombra, que nadie se quede afuera. Nadie.

Llegamos al Campestre y ya nos esperaba Lizbeth. Teníamos que encontrar la manera de sentar a las más de cien personas que nos pedían suplicantes un boleto. El lugar ya estaba lleno. Cómoda y convencionalmente el lugar es para doscientas cincuenta personas. Entraron trecientas setenta. Cristóbal con su olfato teatrero acomodó y contó una a una las sillas. Respiro el lugar, observo desde todos los ángulos y dijo: si caben. Será una fiesta.

Apagamos las luces y nos fuimos al hotel, ahí vino la segunda pregunta: ¿Qué hay en este lugar? (era la primera vez que pisaba Tijuana). ¿Por qué la gente quiere venir?

-¿Cuántos crees que están confirmados? Dije.

-Pues en Monterrey vinieron ciento cincuenta.

-Trecientas cuarenta. Se quedo helado.

La magia existe. Y para mí, no es otra cosa que la suma de la energía que emite el cerebro-mente y la del corazón. Tijuana nos sorprendió. A pesar que mucha gente no conocía a fondo el trabajo de los Jodorowsky dijo sí en señal de la profunda necesidad de empezar a generar “áreas verdes mentales” (frase de uno de mis maestros) y dejar atrás el pesado costal lleno de Noes. No hay dinero. No hay trabajo. No hay clientes. No hay seguridad. No hay productividad. No se puede. No. Después de tantos noes Tijuana empieza a buscar certeza. Lo deje en el hotel y me fui a dormir. El martes sería intenso.

Llegué a recogerlo a las nueve y media de la mañana. Antes un café.

-¿Quieres algo? Me dijo.

-Un acto psicomagico –pensé- jaja. Nada, te espero, dije.

Nos esperaban en Síntesis TV para entrevistarlo en Hola Californias. Después de una entrevista fluída y de algunos locos actos psicomágicos, nos fuimos al muro. No podía haber otro lugar, en esta frontera, mas cargado de simbolismo que la larga extensión de muro que divide al país con E.U. y que termina en el mar (… ¿En dónde termina el nuestro?). Cristóbal ha estado en muchas fronteras:

-Vivir en una frontera no es cosa fácil, me dijo. Una división, un muro es una imagen fuerte para el cerebro. Estamos llenos de muros mentales y neurológicos.

Como en todas, supongo, el dolor es respirable. La añoranza. La tristeza. El repudio. El juicio. La etiqueta. La contención. El miedo. La injusticia. Los noes. Todos están en cada uno de los hilos que tejen la malla que nos divide (de todo). Fue entonces cuando dijo: ¡Hay que hacer algo! ¡Hagamos un acto en el muro! Si este muro es, ha sido y será una realidad, la gente debe aprender a vivir con el. Amarlo y hacer de su existencia un acto bello. Debe ser un muro artístico, bello, respirable, colorido… que hable y que por sus puertas se vea el horizonte y brote la vida.

A mí se me puso chinita la piel y por dentro volvía a escuchar el eco del sí.

Me hablo de las resorteras (símbolo de violencia), de las semillas (símbolo de la vida), de las raíces (símbolo de la unión), de los árboles (que lo mismo crecen allá, que acá y son unidos por la tierra) y, por supuesto, del amor.

En un acto psicomagico proponía pararnos frente al muro –ese y el nuestro, el mental- para decirle a gritos y con insultos todo lo que ha representado y, después de la catarsis, hacer las pases. Reconocerlo. No negarlo. Y entonces, en una bolsita con nuestra foto de un lado y la palabra amor “del otro lado”, colocar semillas y dispararlas hacia E.U. para después sembrar las mismas semilla acá. Semillas de unión, semillas de reconciliación y semillas de libertad.

Llegamos a la radio y ahí mismo propuso el acto. ¿Qué creen que dijeron Lizbeth y Beba de Círculo Rosa? ¡Sí!. Salimos del programa y lo dejé en el hotel. Estaba feliz. A las 6:45 p.m. lo recogerían para llevarlo al Campestre. Lo nuestro era que todo saliera perfecto.

Y así fue.

A las 4:30 p.m., casi tres horas antes de la conferencia, llego el primero “sin boleto”. A las 4:45 p.m. los segundos. Todos querían un lugar… en el piso. Las cosas fluían. Hubo un momento en que perdí la cuenta. La gente seguía entrando hasta que no cupo nadie más. A las 7:15 p.m. empezó la magia. Tijuana dijo sí.

P.D. Cristóbal estará en Tijuana en octubre. Cuatro días. Conferencia, acto y taller.

¡Que vengan mas sies!

1 comentario:

  1. hola franco ke tengas un buen 2011 y ke dios te siga llenando de bendiciones

    cuidese mucho y un fuerte abrazo!!!

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