Pienso 11. Ya llegó la que andaba ausente, se me concedió volver....

He vuelto, me perdí algunos días. Mi cabeza no ha tenido tiempo pa pensar.
Han sido de esos días en que no quieres hacer otra cosa más que... ¡NADA! ¿Se vale, no? o ¿Qué tal pedalear... ¡80 kilómetros!???
Pues sí. Una de mis fugas de esta semana que termina, fue un extenuante paseo ciclista que me aventé del municipio de Rosarito B.C. a Ensenada B.C. una ruta de nomás 80 kilómetros.

Yo nací en Ensenada y la carrera fuera de carretera, BAJA MIL y ésta, el PASEO ROSARITO ENSENADA en bici, están en nuestros genes. Quien nace en estas zonas del país, seguro será ciclista de montaña (o tendrá un familiar), o corredor off road (o tendrá un amigo muy cercano), o terminará con una bola de amigos cada año, bien pedo a las seis de la mañana, échandole porras a quien nació con la competencia en la sangre.

En mi caso, tengo un hermano que en sus buenos tiempos, hizo solo 2 horas en este recorrido, el de la bici, de 80 kilometros, era PRO. Tengo otros 2 hermanos que le han entrado cabrón a las 1000 millas en moto de Ensenada B.C. a La Paz B.C.S. en la carrera BAJA MIL fuera de carretera, famosísima a nivel internacional (ARRIBA EN LA FOTO: mi primo-sobrino Marcos Bernáldez acompañado de mi hermano René Franco que ganaron 2do. lugar en moto su categoría el año pasado).
Bueno, pues esta vez y por segunda ocasión, me tocó a mí, pero en bicicleta. EL PASEO CICLISTA ROSARITO ENSENADA que se realiza desde hace 15 años en la zona. Son dos carreras por año (primavera y otoño) y a la fecha, esta fue la número 30. Había fuertes rumores de que sería la última debido a la inseguridad y es que a la carrera, asisten en su mayoría los gringos que bajan de California, y pos en estos tiempos no más "no bajan" a la Baja, ya que la cosa ha estado como ya ustedes saben: balas por aquí balas por allá. Regularmente semos 11,000 ciclistas, el sábado 18, juimos 5,000.

Los ciclistas PRO hacen una hora cincuenta minutos, yo hice cuatro y llegué sin problemas (mayores) a la meta. Me escapé en la ruta para tocar tierra, sentir, decidir, pensar, meditar, medir mis fuerzas, respirar. Increíble. Las primeras subidas te hacen pensar que el trayecto será difícil, hay quienes ahí quedan, pero una vez que mides tus capacidades y te das cuenta de que SI PUEDES sigues. Sigues y sobre la misma ruta observas que, como en la vida, así es... unas veces más fácil, unas veces más difícil, pero lo importante, al final, no es la meta, no es llegar, si no haber tenido el temple, la paciencia, la resistencia, la facultad para adaptarte a las subidas, a las bajadas, a los terrenos sinuosos... al camino... (a la vida...)


LAS BICICLETAS CALLARON... de mis piernas sin fuerza...

El paisaje que te acompaña es fenomenal. Las horas pasan muy rápido. Hay una gran subida que se llama LA MISION. Ahí sólo te acompaña el silencio. Hasta las bicis callan. Estás en la etapa más difícil y ahí decides si le sigues, o si de plano echas los 20 kilometros que ya llevas, a la basura. Decidí seguir. En ocasiones anteriores mi condición física era tan buena que no había momentos en que pensara parar, hoy tuve que bajarme de la bici varias veces, pero inmediatamente tomaba de los cuernos mi nave y caminaba a paso veloz, como adaptándome a las circunstancias, pero nunca rajándome... y ahí estaba el aprendizaje.
En la vida es así. ¿Está muy cabrona la subida? ¡Bájate y camina! (adáptate) pero contiúa. ¿Está divina la bajada? ¡Gózala! ¡Disfrútala! (y también agárrate y concéntrate porque en un descuido te das tremendo putazo). Así se fueron los 80 kilometros y yo con ellos.... Subidas, bajadas, planos, viento a favor... en contra, hidratación constante, naranjas... chocolates, gatorade, todo lo que sirviera para continuar.

Llegué bien. Mis papás y mi esposo me esperaban en la meta. Me quedo pues, con las ganas de pedalear y con la certeza inmensa de que cuando lo indica el momento, hay que bajarse....
...de la bicicleta....