miércoles, 17 de noviembre de 2010

UN CUENTO....


EL PRINCIPE AZUL

Suena el teléfono.

—Mamá, te llama mi papá, es larga distancia—dijo Dana

Mientras mamá contesta el teléfono, Dana la observa y se da cuenta que mamá es muy feliz cada que habla con papá cuando éste, está de viaje. Dana alcanza a leer en su voz y en su cara, que lo extraña. Mamá cuelga el teléfono y Dana le pregunta:

—Mamá, extrañas a papá, ¿Verdad?

—Sí, mucho.

—¿Lo quieres mucho?

—Claro Dana, lo quiero muchísimo.

—¿Y él a ti?

—Supongo que sí, él siempre me lo dice.

—Má, ¿Él es tu príncipe azul?— dijo Dana emocionada.

—¿Mi príncipe azul?

—Sí, má, tu príncipe azul… En las películas siempre dicen que en algún momento de nuestra vida va a llegar un príncipe de color azul: guapo, alto, fuerte, trabajador, cariñoso, inteligente, simpático, con mucho dinero y que vendrá a buscarnos en un hermoso caballo para llevarnos a vivir a un paraíso… !Aaaaaaaaaah!— Dana suspira profundamente.

—Hermosa Dana, lo que pasa en las películas no necesariamente es lo que pasa en la vida real. Ahí solo ves una parte de la historia. ¿Qué va a pasar cuando crezcas y estés lista para enamorarte?

—Yo voy a esperar a mi príncipe azul

—Ven acá, traviesa— dijo mamá —Conforme vayas creciendo te darás cuenta que hay millones de personas, de todos los tipos. Todos con características físicas y emocionales diferentes. Ninguno es mejor que otro. Todos somos diferentes. Y todos tenemos cualidades que nos hacen ser los seres que somos y que nos distinguen de los demás. Esas son las cosas que valen, que se comparten y que perduran toda la vida. Yo amo las cualidades de tu papá…

—Pero entonces, ¿No es tu príncipe azul?

—Los príncipes azules, como tu los describes, pequeña, no existen. Eso es una creación de tu imaginación. Lo que sí encontrarás a lo largo de tu vida, son seres humanos maravillosos. Tu elegirás con quien compartir, disfrutar y hacer un proyecto de vida si así lo acuerdan. Las relaciones de pareja se alimentan y se construyen todos los días.

—Como la tuya y la de mi papá…

—¡Correcto! Como la nuestra. Yo elegí a tu papá, y él a mí, porque teníamos muchas cosas en común que compartir y la vida sabe muy bien cuando se comparte. Ya crecerás y conocerás a esa personita con la que decidirás compartir tu vida…

—¿Y será para siempre?

—El tiempo ustedes lo decidirán, lo importante es que se amen y quieran estar juntos de manera honesta y en total libertad.

—Má, cuando vuelva a llamar papá me lo pasas, quiero hablar con el...

—Claro, Dana.

—Le voy a preguntar si sintió mariposas en la panza cuando te conoció...

—Mmmm.... ¿Y tú cómo sabes que se sienten mariposas en la panza? -Dana alza sus ojitos al cielo

y se pone roja como un tomate.


Recreyendo.

Claudia Franco