Pienso 44: pasajera en tránsito...

PASAJERA EN TRANSITO

Sigo en tránsito. Mi hermano Manuel y mi papá me llevaron al aeropuerto de Spokane WA. Tardamos aproximadamente una hora con veinte minutos. Manuel Jr. insistió en estacionarse donde le diera su rechonchísima gana y una vez más tuve que echarme unos metros, esta vez caminando y cargada con dos maletas pesadísimas que ni eran mías, ah! y otra vez sin desayunar. Empiezo a creer que mi hermano Meño tiene algo contra mí o quizá esa es su forma de amarme, seguro. Volé de Spokane WA a Seattle.

EN LA HERMOSA SEATTLE

Esta ciudad por dentro debe ser una maravilla, y digo por dentro, porque el par de veces que he estado en ella, he estado en tránsito. Esta vez no bajé para visitar el Fish Market (arriba en la foto) ni ha echarme un cafecito placentero en la bahía, pero la vi desde los aires, sobre un avión, casi avioneta en la que íbamos unas 50 personas cuando mucho. ¡Oh ñoooo! (expresión de sorpresa y asombro de la pequeña Elissa cuando quiere decir: ¡No mames!! qué chingón). Desde el cielo: pinos y más pinos, verde y más verde. Las típicas casas de madera de EU, rodeadas por el extremoso verde de los jardines que muy bien saben diseñar los gringos. El puerto, la costa, diciéndome ven, desde lejos… el majestuoso downtown… y claro: el orden, el maldito y divino orden en el que viven los gringos (por eso luego terminan como asesinos en potencia matando en los colegios). Abel, amigo de mi hermano Rene, me decía, ante mi asombro, que ellos ya están acostumbrados a esa belleza, y al hacerlo pasa desapercibida. Así somos los humanos. Así. En el momento que nos dejamos vencer por la maldita costumbre, ya nada puede sorprendernos, es entonces cuando le abrimos la puerta a la monotonía y a lo ordinario… es bueno de vez en cuando apostarle a la sorpresa.

De Phoenix a San Diego... ya voy a abordar...